Con ustedes, algo que está siempre conmigo.

Los conocí apenas nací, esas cinco personas parecían amarme sin exigirme nada, tan solo por el hecho de haber nacido, ellos me amaban.
No importaba el color de ojos ni tampoco cuanto llorara. Amaban mis manitas y mi risa, miraban mis ojos, los cuales les devolvían preguntas, miles de preguntas, acerca de este mundo, de los cuales solo dos de ellos podían responderme.
Hablemos de ellos dos, una mujer y un hombre.
Dos personas llenas de proyectos y sueños, los cuáles me brindan hasta el día de hoy y hasta el final lo harán, un amor incondicional, un amor que nadie aquí en la tierra puede darme.
Dos ejemplos vivos, que caminan a mi costado acompañándome en mi dudoso camino. Que cuando tiemblo, me calman, cuando tengo miedo matan a ese fantasma que me frena a seguir creciendo.
Los que saben como estoy sin preguntarlo.

Ahora vienen los otros tres. Una mujer y dos hombres.
Personajes fieles.
La mayor, es una mano extra que me enseña cuando doy algún paso en falso.
A medida que pasaron los años la imagen de "alguien grande" se transformó en la imagen de una "amiga".
Ella me busca y me encuentra, yo la busco y siempre la encuentro.
Los otros dos, juegan un papel diferente.
Son dos personas que parecen haber sido hechas para protegerme y cuidarme en todo momento.
Dos caballeros que me aconsejan a la hora de hacer cualquier elección.

Pero cuando pensé que sería la última de aquel grupo de personas las cuáles me hacían felices y ya los llamaba a cada uno por su nombre, llegó al mundo alguien a la cuál yo debería cuidar.
Debería ahora yo poder responderle esas preguntas que me habían surgido a mi y acompañarla desde cerca en este camino que hoy ya recorremos juntas.
Nació un día de calor y ahora eramos seis los que la amábamos sin exigir nada.

Ellos son los que siempre están conmigo, en cualquier momento, no importa el motivo, no existe tampoco tal enojo que haga que dejen de acompañarme.

Con ustedes.
Mi Familia.

Te quería contar que...

La fórmula para ser feliz es hacer a los demás felices
Si crees en vos mismo, podrás obtener grandes logros
Nada es tan grave como para que dejes de luchar
Solo si aceptas que estas vencida, estarás vencida
Si crees en la magia, entonces serás capas de sentirla
Escribiendo descubrirás a tu YO mas íntimo
Sonriendo verás el mundo a salvo
Amando verás que el sol sale todos los días
Solo teniendo fé, creerás en lo increíble
Ofreciéndote sentirás para que realmente estamos


Y mirando el Cielo encontrarás las respuestas a esas tantas preguntas.

Confía en Mí

Amaneció lloviendo, los árboles contaban que había viento y los pájaros habían decidido no aparecer.
El Cielo estaba gris y parecía estar más bajo que lo normal. 
Una niña lloraba y miraba al Cielo, quizá buscando una ayuda, quizá pidiendo explicaciones.
Sus ojos celestes se refugiaban en un Cielo color gris que de a poco se ponía de un gris mas oscuro. 
La lluvia mojaba su cuerpo, que ya casi derrotado, parecía no sentirlo. 
En una playa, en donde las olas eran las protagonistas por hacer fuertes ruidos, la niña esperaba una respuesta mirando el Cielo.

Hasta que se produjo el milagro.

Una mano tocó su espalda y la envolvió en sus brazos.
La niña cedió.
Esta mano secó sus lágrimas y besó su frente. 
No dio explicaciones ni tampoco se respondieron preguntas.
Tan solo bastaron tres palabras.

Confía en Mí.



Tan solo húndete en mis manos y confía en Mí.

En un rutinario Tren.

Intenté hacerme un tiempo y sentarme a reencontrarme con ese alguien que este del otro lado y como no se si habrá alguien, por ahora estoy tan solo conmigo.
Realmente, pensaba en mi blog y en la conocida frase armada.
"Tengo un blog, pasate"

Y entonces, me surgieron un par de dudas.
Dudas sobre qué y cómo escribir. 
Qué atraerá más a un lector, dónde conseguiré lectores que les parezcan buenas mis combinaciones de ciertas palabras, que por "azar" quise ponerlas en "x" (lease equis) orden. 
Pienso también que tan solo el hecho de escribir me conforma y me llena, así que no más dudas. 
¡A escribir!

Hoy quiero hablar sobre algo que en mí produjo asombro.
Eran aproximadamente las ocho y media de la noche y yo estaba sentada, dentro de un tren. Luego de hacer un par de cosas en la Ciudad, volvía a mi casa, para reencontrarme con mi familia y poder charlar un poco.

Lo que me sorprendió, además de ver gran cantidad de gente en el tren, fue ver a niños "trabajando".
Pensé que a esa hora, los niños, ya deberían estar bañados, después de una tarde de colegio, ya deberían haber hecho sus deberes, deberían haber jugado un rato y ya deberían estar en camino a la cama, para descansar y recargar energía para un nuevo día. 
Pero parece que la palabra "deber" perdió valor y hasta cambio su significado.
Ellos estaban coleccionando monedas.
Uno pedía para poder comprar comida para sus hermanos y terminaba con una frase célebre "Que Dios los bendiga". 
Y otro ofrecía chicles a cambio de dos pesos.
Pude intercambiar pocas palabras con uno de ellos.
Le ofrecí un caramelo, accedió y educadamente me agradeció.

Pensé que los niños no debían trabajar, pensé que eso estaba fuera de las leyes.
No solo de las leyes constitucionalmente hablando, sino que de las leyes desde el punto de vista humano. 
Pensé que deberían exigir sus derechos, pero también pensé que son pequeños y no saben aún sobre "derechos".
Pienso que pensando no logro nada.
Y que hay una gran diferencia entre lo que debería ser y lo que es.

¿Qué debo hacer?
Si ellos deberían estar en sus casas, abrigados y bañados.
Si ellos no deberían estar trabajando.

Yo debo hacer algo.
Con pensar, tan solo, entiendo.
Entender es un verbo que conlleva a una acción.
Entiendo que debo hacer, ya es acción.

Y cuando hay acción, hay cambio.

Hoy, RE accioné. 
Hoy. 
Hoy, voy por un cambio.